Como en el adulto, es una exploración que permite conocer el funcionamiento de la vejiga de los más pequeños. Facilita que los tratamientos que se indican tienen más probabilidades de éxito.
La prueba se realiza en la más estricta intimidad por parte de personal especializado. Primero le pedirán a su hijo o hija que orine en un recipiente especial. Por ello es importante que venga con ganas de orinar.
Durante la prueba, usted podrá estar en la sala de exploración en todo momento. Después, a través de la uretra (conducto de la orina), le pondrán una pequeña cantidad de gel lubricante con anestesia local y luego una sonda fina y flexible en la vejiga. Aunque es una situación un poco molesta la prueba no es dolorosa.
Si su hijo tiene escapes de orina, es posible que durante la prueba también le ocurra: identificarlo es uno de los objetivos de la prueba. Al acabar, se retira la sonda. La prueba en total dura entre 30-60 minutos y le explicarán todos los pasos. Después de la prueba le recetarán un medicamento para prevenir la infección de orina. Es posible que durante unas horas tenga cierta molestia o escozor al orinar, que tenga que orinar a menudo o que su orina sea rosada. Todo esto desaparece al poco tiempo y puede disminuirse bebiendo más agua del habitual.